agosto 10, 2025
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Reflujo, acidez y agruras: el trío que te quema el día y la garganta

Reflujo, acidez y agruras: el trío que te quema el día y la garganta

¿Te arde el pecho, se te devuelve la comida o sientes fuego en el estómago? Tranquil@, no eres el único.

Hay sensaciones que el cuerpo no olvida… como ese ardor molesto después de una buena comida o esa sensación de que lo que comiste decidió hacer el camino inverso. A muchas personas les pasa, pero no todas saben si es reflujo, acidez o agrura. Spoiler: no son lo mismo, pero van de la mano más seguido de lo que quisiéramos.

Hoy te contamos qué es cada cosa, cómo diferenciarlas y qué puedes hacer para aliviar esa sensación de “estómago en llamas”. Porque tu digestión también merece estar en paz.

 

¿Qué son y por qué se confunden?

Lo primero: sí, todos están relacionados con problemas digestivos y con el ácido del estómago, pero cada uno tiene sus propias características:

  • El reflujo gastroesofágico (ERGE) es una condición en la que el contenido del estómago (incluido el ácido) sube hacia el esófago. Es como si tu estómago dijera: “¡Devuélvelo!”. Y eso genera molestias.
  • La acidez es una sensación de ardor en el pecho o garganta, provocada precisamente por ese ácido estomacal que va donde no debería. Es un síntoma muy común del reflujo.
  • La agrura es una forma popular de llamar a la acidez o, en algunos casos, al sabor amargo o ácido que llega a la boca cuando el reflujo es más notorio.

En resumen:
👉 El reflujo es el problema.
👉 La acidez y la agrura son los síntomas más comunes.
👉 Y cuando los tres se juntan… uff, nadie disfruta la comida.

 

¿Cómo saber cuál tienes?

Aunque muchas veces se presentan juntos, hay señales que te pueden dar pistas:

  • Si sientes un ardor en el pecho, especialmente después de comer, es muy probable que se trate de acidez.
  • Si aparece un sabor amargo o ácido en la boca, especialmente cuando estás acostado o inclinado, puede que estés experimentando una agrura causada por reflujo.
  • Si tienes la sensación de que la comida se devuelve, de que “sube” por tu pecho; si toses sin razón, te despiertas ronco o te arde la garganta, lo más seguro es que estés frente a un caso de reflujo gastroesofágico.

Importante: la acidez puede existir sin reflujo, y el reflujo puede presentarse sin acidez. No siempre van juntos, pero cuando lo hacen, el cuerpo lo siente.

¿Qué los causa?

Todo lo que aumenta la presión en el abdomen o relaja el esfínter esofágico (la “puerta” entre el estómago y el esófago) puede generar esta molestia. Las causas más comunes incluyen:

  • Comer en exceso o muy rápido.
  • Acostarse justo después de comer.
  • Consumo frecuente de fritos, picantes, chocolate, café o gaseosas.
  • Obesidad o embarazo.
  • Tabaquismo.
  • Estrés o ansiedad.

¿Qué puedes hacer para prevenirlos?

Aquí van algunos consejos digestivamente sabios:

  • Come porciones más pequeñas, con calma y sin afán.
  • Espera al menos 2 horas antes de acostarte luego de comer.
  • Eleva la cabecera de tu cama si el reflujo aparece en la noche.
  • Evita ropa muy ajustada en el abdomen.
  • Limita alimentos irritantes o muy grasosos.
  • Mastica bien y no hables mientras comes.
  • Si fumas, este es otro gran motivo para dejarlo.

¿Y si ya los tengo, qué hago?

Primero: no entres en pánico. Todos los hemos sentido alguna vez, pero si los síntomas son frecuentes (más de dos veces por semana) o afectan tu vida diaria, consulta a tu médico.

Algunas opciones para el manejo incluyen:

  • Antiácidos: alivio rápido, pero temporal.
  • Bloqueadores de ácido: disminuyen la producción de ácido.
  • Inhibidores de bomba de protones más potentes, ideales para cuadros recurrentes.
  • Cambios en la dieta y estilo de vida, que son la base de todo tratamiento.

Nunca tomes medicamentos por largos periodos sin orientación médica y si presentas dolor fuerte en el pecho, vómito con sangre o dificultad para tragar, busca atención inmediata.

Escucha a tu estómago… y no lo ignores

Tu cuerpo habla, a veces sus mensajes arden, suben o amargan, pero siempre tienen algo que decir. No se trata de vivir con miedo a la comida, sino de conocer lo que te hace bien y lo que no, y actuar con conciencia.

Reflujo, acidez o agruras… no importa cómo se llame lo que sientes, lo importante es entenderlo, manejarlo y no dejar que te arruine el día (ni la noche).

En La Santé, te ayudamos a tener una digestión sin drama. Porque cuando el estómago está en paz, el cuerpo lo agradece.

La salud es La Santé.

Referencias: