julio 24, 2025
Medicina General

Ansiedad y estrés

Ansiedad y estrés

Porque a veces no necesitas hacer nada para sentir que el mundo pesa.

¿Te ha pasado que estás sentad@, aparentemente tranquil@, pero tu corazón late rápido, tu mente no para de pensar en lo que pasó, lo que puede pasar o en lo que tal vez nunca pasará? Si te sientes así con frecuencia, puede que estés lidiando con ansiedad o estrés, dos compañeros silenciosos que hoy en día viven cotidianamente en muchas casas.

La buena noticia es que no estás sol@, no estás exagerando, y no, no te lo estás inventando. La ansiedad y el estrés son reales, afectan cuerpo y mente, pero también tienen solución. En este artículo te explicamos cómo reconocerlos, qué los causa y, sobre todo, cómo puedes manejarlos para volver a respirar sin que te falte el aire (ni el ánimo).

¿Qué son la ansiedad y el estrés?

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante una situación que percibe como amenazante o desafiante. Es como cuando tu cuerpo dice: “¡Alerta, algo está pasando!”. Puede ser útil a corto plazo (te ayuda a reaccionar), pero si se mantiene mucho tiempo, se vuelve dañino.

La ansiedad, en cambio, es un estado más persistente de preocupación, miedo o inquietud, incluso cuando no hay un peligro real. Es como si tu mente viviera en una película de suspenso… sin que pase nada realmente.

Ambos pueden ir de la mano, y cuando se vuelven parte del día a día, afectan tu salud, tu sueño, tus relaciones y tu bienestar general.

¿Qué los causa?

Las causas pueden variar según la persona, pero entre las más comunes están:

  • Presión laboral o académica.
  • Problemas económicos o familiares.
  • Pérdidas, duelos o cambios importantes en la vida.
  • Sobrecarga de responsabilidades.
  • Uso excesivo de redes sociales o exposición constante a malas noticias.
  • Trastornos de salud física o mental.
  • Factores genéticos o desequilibrios químicos en el cerebro.

A veces, no hay una causa clara. Simplemente, el cuerpo y la mente están agotados.

¿Cuáles son los síntomas?

No siempre se ven, pero sí se sienten. Aquí algunos de los más comunes:

Físicos:

  • Palpitaciones, tensión muscular, dolor de pecho.
  • Problemas digestivos (náuseas, diarrea, falta de apetito).
  • Insomnio o sueño no reparador.
  • Sudoración excesiva, manos frías o temblores.

Emocionales o mentales:

  • Preocupación constante.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Irritabilidad, tristeza o llanto sin motivo claro.
  • Sensación de que “algo malo va a pasar”.

Dato importante: aunque muchas personas piensan que “solo es mental”, la ansiedad y el estrés afectan al cuerpo entero. Tu salud física también se puede ver comprometida.

¿Cómo se diagnostican?

Si sientes que estas emociones te superan, interfieren con tu vida diaria o te hacen sentir que “ya no puedes más”, es importante buscar ayuda profesional.

El diagnóstico se basa en:

  • Entrevista clínica con un psicólogo o psiquiatra.
  • Cuestionarios de evaluación psicológica (como la Escala de Ansiedad de Hamilton).
  • Revisión de tu historia personal y estado de salud general.

No es necesario llegar a un colapso para pedir ayuda. Prevenir también es cuidarse.

Prevención y tratamiento: tu mente también necesita descanso

Prevención y manejo desde lo cotidiano:

  • Haz pausas durante el día, aunque sean cortas.
  • Prioriza el descanso: dormir bien no es un lujo, es una necesidad.
  • Muévete: el ejercicio físico ayuda a liberar tensiones y mejora el ánimo.
  • Come de forma equilibrada y mantente hidratad@.
  • Establece límites (con el trabajo, con las personas, ¡con el celular!).
  • Practica técnicas de respiración, meditación o mindfulness.
  • Habla: compartir lo que sientes te ayuda a descargar la carga emocional.

Tratamientos profesionales:

  • Psicoterapia: especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC), es muy eficaz.
  • Medicamentos: como ansiolíticos o antidepresivos, en casos moderados o severos, siempre recetados por un profesional.
  • Técnicas complementarias: yoga, acupuntura, aromaterapia, arte terapia…

 

Porque sentirte bien también es una prioridad

No se trata de “echarle ganas”, ni de ignorar lo que sientes. Se trata de reconocer que tu salud mental importa, y que pedir ayuda no es debilidad, sino valentía. Todos, en algún momento, necesitamos un alto, un abrazo, un respiro… y eso también es salud.

Así que si tu mente va a mil y tu corazón te pide un respiro, escúchalos. Porque estar bien por dentro se nota por fuera y en La Santé, estamos aquí para acompañarte en cada paso hacia ese equilibrio que mereces.

Porque la salud es La Santé.

Referencias:

Lecturas similares

La Diarrea
La Diarrea
Prevención
Medicina General