Porque a veces no necesitas hacer nada para sentir que el mundo pesa.
¿Te ha pasado que estás sentad@, aparentemente tranquil@, pero tu corazón late rápido, tu mente no para de pensar en lo que pasó, lo que puede pasar o en lo que tal vez nunca pasará? Si te sientes así con frecuencia, puede que estés lidiando con ansiedad o estrés, dos compañeros silenciosos que hoy en día viven cotidianamente en muchas casas.
La buena noticia es que no estás sol@, no estás exagerando, y no, no te lo estás inventando. La ansiedad y el estrés son reales, afectan cuerpo y mente, pero también tienen solución. En este artículo te explicamos cómo reconocerlos, qué los causa y, sobre todo, cómo puedes manejarlos para volver a respirar sin que te falte el aire (ni el ánimo).
¿Qué son la ansiedad y el estrés?
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante una situación que percibe como amenazante o desafiante. Es como cuando tu cuerpo dice: “¡Alerta, algo está pasando!”. Puede ser útil a corto plazo (te ayuda a reaccionar), pero si se mantiene mucho tiempo, se vuelve dañino.
La ansiedad, en cambio, es un estado más persistente de preocupación, miedo o inquietud, incluso cuando no hay un peligro real. Es como si tu mente viviera en una película de suspenso… sin que pase nada realmente.
Ambos pueden ir de la mano, y cuando se vuelven parte del día a día, afectan tu salud, tu sueño, tus relaciones y tu bienestar general.
¿Qué los causa?
Las causas pueden variar según la persona, pero entre las más comunes están:
- Presión laboral o académica.
- Problemas económicos o familiares.
- Pérdidas, duelos o cambios importantes en la vida.
- Sobrecarga de responsabilidades.
- Uso excesivo de redes sociales o exposición constante a malas noticias.
- Trastornos de salud física o mental.
- Factores genéticos o desequilibrios químicos en el cerebro.
A veces, no hay una causa clara. Simplemente, el cuerpo y la mente están agotados.
¿Cuáles son los síntomas?
No siempre se ven, pero sí se sienten. Aquí algunos de los más comunes:
Físicos:
- Palpitaciones, tensión muscular, dolor de pecho.
- Problemas digestivos (náuseas, diarrea, falta de apetito).
- Insomnio o sueño no reparador.
- Sudoración excesiva, manos frías o temblores.
Emocionales o mentales:
- Preocupación constante.
- Dificultad para concentrarse.
- Irritabilidad, tristeza o llanto sin motivo claro.
- Sensación de que “algo malo va a pasar”.
Dato importante: aunque muchas personas piensan que “solo es mental”, la ansiedad y el estrés afectan al cuerpo entero. Tu salud física también se puede ver comprometida.
¿Cómo se diagnostican?
Si sientes que estas emociones te superan, interfieren con tu vida diaria o te hacen sentir que “ya no puedes más”, es importante buscar ayuda profesional.
El diagnóstico se basa en:
- Entrevista clínica con un psicólogo o psiquiatra.
- Cuestionarios de evaluación psicológica (como la Escala de Ansiedad de Hamilton).
- Revisión de tu historia personal y estado de salud general.
No es necesario llegar a un colapso para pedir ayuda. Prevenir también es cuidarse.
Prevención y tratamiento: tu mente también necesita descanso
Prevención y manejo desde lo cotidiano:
- Haz pausas durante el día, aunque sean cortas.
- Prioriza el descanso: dormir bien no es un lujo, es una necesidad.
- Muévete: el ejercicio físico ayuda a liberar tensiones y mejora el ánimo.
- Come de forma equilibrada y mantente hidratad@.
- Establece límites (con el trabajo, con las personas, ¡con el celular!).
- Practica técnicas de respiración, meditación o mindfulness.
- Habla: compartir lo que sientes te ayuda a descargar la carga emocional.
Tratamientos profesionales:
- Psicoterapia: especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC), es muy eficaz.
- Medicamentos: como ansiolíticos o antidepresivos, en casos moderados o severos, siempre recetados por un profesional.
- Técnicas complementarias: yoga, acupuntura, aromaterapia, arte terapia…
Porque sentirte bien también es una prioridad
No se trata de “echarle ganas”, ni de ignorar lo que sientes. Se trata de reconocer que tu salud mental importa, y que pedir ayuda no es debilidad, sino valentía. Todos, en algún momento, necesitamos un alto, un abrazo, un respiro… y eso también es salud.
Así que si tu mente va a mil y tu corazón te pide un respiro, escúchalos. Porque estar bien por dentro se nota por fuera y en La Santé, estamos aquí para acompañarte en cada paso hacia ese equilibrio que mereces.
Porque la salud es La Santé.
Referencias:
- https://health.clevelandclinic.org/health-conditions/mental-health
- https://helplinefaqs.nami.org/article/499-estoy-estresado-por-la-actualidad-como-puedo-practicar-el-autocuidado-en-tiempos-de-incertidumbre
- https://health.clevelandclinic.org/tag/anxiety
- https://www.health.harvard.edu/healthbeat/treating-anxiety-and-stress-disorders-with-therapy
- https://my.clevelandclinic.org/health/diseases/9536-anxiety-disorders
- https://health.clevelandclinic.org/anxiety-vs-depression-which-do-i-have-or-both
- https://newsnetwork.mayoclinic.org/es/2023/12/07/su-cuerpo-conoce-la-diferencia-entre-el-estres-bueno-y-el-estres-malo-y-usted/